tus babosidades arrastran como sierpes
mis nocturnas dagas chiflan al viento
se me hunden las enredaderas en la tierra
veo lo que los tiempos consumen
lo que los ojos derriten
pero me da igual que exista el entorno
aunque esté dentro
y los horizontes me llenen de confusión
el hielo que enfría dolores en la voz
sin las estalagmitas de la garganta no serían más que conjeturas obscenas
respecto de lo que te recorre y te sumerge
yo era un dolor ardiendo y cubierto
pero expuesto a tus ojos sólo me dejo
y que lo que vuele me lleve en su absurda nieve
sin más lamentos que la penumbra que no quise ver
una distancia a lo que transita
y sólo es camino que no encuentra más que camino
líneas que se van encontrando en el plano
sabiendo siempre que hay un plano
un papel que no pueden inyectar
sucediendo en la hoja en blanco
como renglones alocados buscando el caos
esperando el fuego
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