cuando los fantasmas azotan vientos de cortinas
por las ventanas fusilan su calle de otrosdías
es nuestro ese pecho agachándose en la penumbra
detenidos con indisimulable franqueza
a los pies de la utopía de ser lo que ya no está
y vivir en el recuerdo cada tanto
como quien entra en su guarida para asegurarse que no fue violada
rastreando entre un pasado y sus marcas en el presente
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