Sólo era un proyectil haciendo quema
con el vientre deshecho tirando vísceras
derramando la vida como la brasa intensa hasta desaparecer en el viento
escuchando los jardines de pájaros y agua
entreverados a este final de cadáver y flores frescas
otros cadáveres tácitos ayunan de presencia bajo el verdor conmovedor del césped
llevan su solemnidad de muerte en el aire sobre sus tumbas
pero los muertos que se arrastran
todo lo manchan con su sangre
y dejan su firma de dolor en la agonía
todos los días manchan las flores
y las respiran con frenesí por última
como si las fuesen a extrañar
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