la belleza de tu sangre entibiándote el cuerpo
bajo las sábanas retallo de energía
exacta en tu figura táctil dactilada y expectante
la gracia con la que proyectás desamparo ante mis brazos protectores
grácil relieve de suave caricia broncínea
a veces me preguntás por qué te amo
y qué respuesta mejor que la noción de hogar que logra tu cuerpo
cuando soy un niño besando tus muslos cálidos
soy una piraña besando tus carnes frescas
cuando tu piel hogar aloja mi demencia tan compactamente
y la canaliza en amor
respuestas no hay para lo que es impulsivo e inevitable
la voracidad de las fieras como la ternura de las madres
no responde
sólo actúa
impetuosa e inevitable
decidida ante cualquier abismo
tras la presa preso
tras el elemento único a nuestros ojos